Cuatro peligros reales que conlleva el “Big Data”

Tecnopolítica
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Aunque ayuda al avance científico y tecnológico, el uso del big data puede favorecer la discriminación de los usuarios.

El uso del big data, es decir, el análisis masivo de datos, sirve para que las empresas consigan deducir más fácilmente a qué tipo de audiencia se están enfrentando. Gracias a ello se pueden averiguar patrones de conducta, necesidades o perfiles de los consumidores, y así adecuar el producto y la forma de presentarlo. 

Las empresas manejan estos datos desde hace años, pero quizá los usuarios nunca han sido conscientes del todo. El control masivo de información también acarrea serios riesgos de privacidad si no se manejan con especial cuidado.

A día de hoy, las ingentes cantidades de información que los usuarios generan en redes sociales -nuevas amistades, qué tipo de entretenimiento disfrutan, qué afinidad política tienen, clase social, etcétera- está cuidadosamente controlado por las plataformas donde se publican los comentarios y los pensamientos. Facebook sabe, por ejemplo, si un usuario tiene o no amistades en el extranjero, cuál es su relación con la tecnología e incluso en qué generación puede encajar.

1- Discriminación. La información que se desprende del continuo análisis de datos puede hacer discernir a las empresas, por ejemplo, qué usuario es más adecuado para un puesto o quién tiene aptitudes para volar un avión.

La automatización de la discriminación eleva la responsabilidad a quienes nutren de nuevas capacidades a los algoritmos con los que trabajan las empresas. Los algoritmos de YouTube, por ejemplo, provocaron una reseñable crisis a principios de año, cuando, bajo el modo seguroescondía vídeos del colectivo LGTBI.

2- Brechas de seguridad. Tras conocerse repetidas infecciones por virus que secuestran nuestros datos en los últimos meses, la preocupación sobre la privacidad en Internet se ha disparado.

El problema viene cuando los usuarios no prestan un mínimo de atención a la huella que dejan en la red, favoreciendo los robos de datos, los hackeos y la suplantación de identidad.

Los términos y condiciones de uso de la mayoría de dispositivos inteligentes que salpican nuestra vida diaria pueden cambiar en cualquier momento. Los usuarios, que pueden mostrar cierta actitud al no guardar contraseñas, cerrar su sesión, o limitar el acceso a algunas páginas web, simplemente no conciben aún que su televisor inteligente pueda escuchar conversaciones, y que lo seguro es desconectar este aparato.

3- El anonimato es cosa del pasado. Cada vez es más difícil actuar en Internet sin que la actividad quede asociada a nuestro nombre. Las redes sociales, como Twitter, amparan a muchos usuarios molestos que actúan así, precisamente, porque poco o nada se sabe de su identidad real; no obstante, Twitter evita que vuelvan a crearse una cuenta si han sido expulsados de la plataforma.

4- Monetización de datos. La venta de datos es una situación que cada vez se denuncia más. Recientemente salió a la luz el negocio que una compañía dedicada a los juegos que se pueden encontrar por Facebook, que se basan en curiosos test, estaba en realidad recopilando información sobre los usuarios, como su fecha de cumpleaños o su número de teléfono, además de su correo electrónico.

La educación de los usuarios en la protección de la información sensible vertida a diario es clave para evitar que el análisis masivo de datos se vuelva en contra, así como la vigilancia de la automatización del big data, que también fomenta el avance científico o tecnológico.

Publicado en Trece Bits

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