La pandemia en hispanoamérica: crisis sanitaria y conflictos sociales

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Los movimientos sociales y la forma de enfrentar la pandemia se pueden explicar no sólo en las cifras macroeconómicas (desempleo, crecimiento, etc.) y sanitaria (contagios, fallecidos, etc.), sino también en la cultura de los países. Esto se observa en las “dimensiones culturales de Hofstede”, las cuales permiten analizar patrones de comportamiento que son estables en el tiempo.

Dentro de estas dimensiones se encuentra la “distancia del poder”, que mide el alejamiento entre estratos sociales (diferencias sociales, económicas, físicas, intelectuales, etc.), lo cual marca distancias y desigualdades. Este fenómeno se observa principalmente, en los países de América Latina y el Caribe, y es un factor que permite comprender la complejidad que tienen los Gobiernos cuando formulan e implementan políticas públicas para el control de la pandemia del Covid-19.

La desigualdad que se observa en la región, y que se explica entre otros en el índice de Gini y en el nivel educativo de los países, llevó a que a fines del 2019 se desencadenaran diferentes crisis tanto de corto plazo, como de más larga duración. Algunas de estas crisis permanecen activas y se han minimizado, potenciado o entraron en receso debido a la pandemia. Entre los países que se enfrentaron a crisis sociales, se encuentran: Ecuador, Chile y Colombia; también surgieron crisis políticas en Perú, Bolivia y Argentina. Otros países ya acarreaban crisis sociales, humanitarias, políticas o problemas de violencia, por largo tiempo como es el caso de Venezuela, México, El Salvador y Haití. En tanto que en Centroamérica, países como Nicaragua, Guatemala y Honduras, por distintos motivos, presentan un escenario problemático en términos de estabilidad y gobernabilidad democrática.

Estos movimientos generaron protestas contra los sistemas políticos, modelos económicos, desigualdades sociales, debilidad estatal, violencia y corrupción, entre otros. Los países se polarizaron en lo social y político, dado esto, en pocos meses se afectó el panorama de relativa estabilidad.

Es en este contexto que llegó la crisis del Covid-19 y así como los países de la región han debido enfrentar la pandemia sanitaria y otra pandemia de tipo económica o social, ya que los distintos Gobiernos, en mayor o menor medida, se han enfrentado al trade-off de proteger la salud de sus ciudadanos y/o resguardar la economía (para evitar o minimizar las consecuencias sociales); en otras palabras: salvar vidas o salvar la economía.

Pero ¿por qué la pandemia del covid es una situación de urgencia para América Latina? Los países de la región han enfrentado la crisis del Covid-19 con sistemas de salud débiles y fragmentados (comparativamente menos fortalecidos) y con problemas económicos derivados de los movimientos sociales y/o de sus herencias históricas. Esto explica que, a falta de una cura o vacuna, la región ha recurrido a las cuarentenas y al distanciamiento físico para reducir la tasa de infección y evitar que los sistemas nacionales de salud se vean colapsados.

Existe el riesgo de que los sistemas de salud no puedan garantizar el acceso universal necesario para hacer frente a la pandemia, y que la enfermedad pueda propagarse más rápidamente dentro y entre los hogares más pobres que, debido a la precariedad de sus viviendas, pueden tener mayores problemas para cumplir con la cuarentena. Esto porque hay problemas crónicos y profundamente arraigados de enfermedad (condiciones de salud subyacentes), pobreza y educación en la región que complican la respuesta inmediata a la crisis. Además, una parte importante de la población latinoamericana trabaja en el sector informal y por lo mismo, es probable que tengan peor cobertura de seguro médico y menor acceso a los servicios de salud. Asimismo, los sectores de salud se caracterizan, de manera general, por la escasez de mano de obra calificada y de suministros médicos, por estar geográficamente centralizados, y porque las instalaciones son insuficientes para el nivel de demanda previsto.

Teniendo presente lo anterior, se sostiene que América Latina y el Caribe enfrenta la pandemia desde una posición más débil que el resto del mundo, lo cual es crítico, por cuanto es probable que el Covid-19 implique un mayor riesgo de salud afectando, como es habitual, primero a los más pobres de la población. Por tanto, esta pandemia ha hecho visibles problemas estructurales de las economías y las carencias de los sistemas de protección social y los regímenes de bienestar.

Frente a esto, los Gobiernos podrán superar las distintas dificultades de la crisis sanitaria en la medida que generen acciones que reactiven la economía y, al mismo tiempo, protejan la salud de la población, que se realicen inversiones en los sectores de salud, que se adopten respuestas de emergencia desde la protección social, que se generen alianzas o medidas de cooperación entre los países, que las empresas innoven en sus modelos de negocios y propuestas de valor, y que las personas adopten medidas de protección que no sólo les protejan a ellas y su grupo cercano, sino que a la ciudadanía en su conjunto.

 

Luis Araya Castillo

Director de Postgrado, Facultad de Economía y Negocios, Universidad Andrés Bello, Chile.

PhD in Management Sciences, ESADE Business School

Doctor en Ciencias de la Gestión, Universidad Ramon Llull

Doctor en Empresa, Universidad de Barcelona

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