Uno de ellos es no abusar del “clickbaiting”, debido a que puede resultar sumamente contraproducente.
En ocasiones lo mejor es cerrar la boca a cal y canto y liberarla así de palabras venenosas (y potencialmente “mortales”). Esta vieja máxima es útil no sólo para la vida en general sino también para las redes sociales en particular, donde los silencios valen en ocasiones su peso en oro.
Las marcas que se pasan de “charlatanas” en los social media o simplemente no meditan bien sus palabras corren el peligro de ser devoradas por las “llamas” disparadas sin piedad por los internautas contra su propia reputación (la que han labrado durante años).
1. Posts de carácter negativo sobre clientes
Algunos clientes parecen directamente salidos del infierno y se merecen probablemente algún que otro exabrupto por parte de las marcas. Sin embargo, tales exabruptos están absolutamente vetados en las redes sociales.
2. Contenidos irrelevantes
El “newsjacking” es un arte cuyo dominio exige muchísima maestría y que sólo tiene sentido cuando se cuelga del brazo de contenido verdaderamente relevante.
3. Posts religiosos o políticos
La religión y la política se las ingenian casi siempre para polarizar las opiniones de la gente, por lo que es mejor evitar tales temas en las redes sociales (o en su defecto abordarlos con sumo tacto).
4. Contenidos no editados
Los contenidos que aterrizan en las redes sociales deben ser antes mirados con lupa para evitar posibles errores.
5. Posts que capitalizan las tragedias
Habiendo tragedias de por medio es mejor que las marcas cierren el pico (y eviten aprovecharlas para vender sus productos).
6. Contenidos excesivamente promocionales
El “autobombo” se huele a kilómetros en las redes sociales y la gente acostumbra a salir en estampida cada vez que éste (con su característico “aroma”) asoma a su nariz.
7. Posts que propician deliberadamente el equívoco
Abusar del “clickbaiting” puede resultar sumamente contraproducente en las redes sociales.
8. Contenidos ajenos (y no atribuidos a su verdadero autor)
Está bien que las marcas compartan contenidos ajenos en las redes sociales, pero deben siempre tomarse la molestia de citar al autor.