La política latinomericana: un cangrejo de mar con sus tenazas y su caminata hacia atrás

Opinión
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Los gobiernos pasaron de ser parte de los relatos de las noticias, a ser los que daban las noticias.

He retomado mis editoriales, me siento a gusto aunque en el fondo me disguste la razón que me trae nuevamente a escribir.

La política nos debe, si nos debe y mucho a nuestros países, la pobreza y la desesperanza son efectos visibles de un evidente déficit, y es esa misma política que entendida como la necesaria estructuración y organización de la sociedad no ha logrado cumplir, es una realidad y no se puede esconder. No hablo de un actor político en particular, la política y sus actores, en plural, han convertido las manos que debieran transformar las sociedades mediante el ejercicio del poder, en tenazas, como cangrejos, que se llevan por delante los recursos del Estado y lleva a la democracia a la decadencia. La corrupción se ha convertido en una pandemia cuya vacuna está en los electores y en su capacidad para elegir.

Alfonso RoggieroEste no parece ser un problema endémico de nuestro país, no, los brotes de corrupción se han generalizado en nuestro hemisferio. Todo nos indica que los actores políticos, llegados ahí no porque tengan dotes de liderazgo ni reconocida capacidad, sino porque se valen del verbo fácil y de le ingenuidad de los ciudadanos que creen en las soluciones mágicas, no están ni han estado, al menos desde la llegada del SSXXI, a la altura de las necesidades de los ciudadanos.

Los gobiernos pasaron de ser parte de los relatos de las noticias, a ser los que daban las noticias. Una enorme maquinaria de propaganda nos ha vendido la marquesina de una gestión falsa y destructora. Es penoso decirlo, pero el Estado de propaganda se impuso muchos años, hasta que la realidad se impuso y nos mostró que nuestra economía está destruida y que nuestros valores éticos y morales fueron quebrantados.

Así que, también como el cangrejo, nuestras sociedades han ido para atrás. ¿Cómo salimos de esta situación? Ninguna sociedad, que se precie de tal, puede desarrollarse, crecer y generar un ambiente de prosperidad, sin fundamentos morales y éticos. El reto ciudadano, también de los partidos políticos, deberá ser sin duda, la restauración y fortalecimiento de esos valores. Todo lo demás es posible resolverlo desde ese punto de partida: la economía, la educación, la salud, la igualdad y la pobreza.

Está claro que la corrupción no puede ser una forma de ejercer el poder. Nunca más

Las generaciones vigentes y futuras debemos ser partícipes de los principales ejes de la vida: la honestidad y la verdad por delante de todo.

 

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