El manejo de la crisis en Colombia, está como para alquilar balcón. Las posiciones encontradas del Presidente de la República con la Alcaldesa de Bogotá, se parecen cada vez más a un libreto del gran Roberto Gómez Bolaños, cuando se encontraban Doña Florinda y Don Ramón en el patio de la vecindad del Chavo. Ella una bravucona porque sí y porque no y él un tipo que día a día está en el rebusque de su aprobación.
Las decisiones encontradas entre el mandatario nacional y los gobernantes locales, sobre los temas más relevantes, han sido los titulares con los que los periodistas han hecho su agosto. Los creadores de memes en tik tok se han deleitado con la falta de un mensaje único y claro por parte de las voces autorizadas. Y las reuniones virtuales en el recién popular zoom o en los lives de facebook o instragram ahondan en los múltiples análisis científicos, sin tener un solo experto en la sala.
Los actores carroñeros de la política en todos los niveles, rondan en círculo cada decisión de sus contrarios, esperando como hacen de estas, un manjar para visibilizarse por lo que sea, viendo cómo sacan provecho a cualquier precio de un error, de un contagiado o de un muerto, bailando y cargando, como los africanos impolutos de whatsapp, festejando con el ataúd al hombro.
Los partidos políticos, proponen soluciones que tuvieron en sus manos, antes de la crisis. Los bancos donan mercados pírricos para limpiar el juego que tienen por debajo de la mesa. Los migrantes los vemos como veían a los nuestros en la época de Escobar. Las escuelas tratan de dar clases virtuales con profesores que no tienen ni idea que es clase web. Y el sector salud grita a pecho herido, el jaque en que se encuentra.
Duque ha venido de menos a más. Saco del radar a su vicepresidenta y su ministra del interior quienes en un principio pusieron los números de su favorabilidad en alerta roja. Ahora las decisiones que ha venido tomando al lado de expertos, lo regresaron a su color naranja. Corrigió el rumbo y hoy la curva del virus y de las encuestas están a su favor. Pareciera que saldrá mejor evaluado de cómo entró a esta crisis. Veremos cuanto le aguanta la gasolina con el precio del petróleo por el piso.
Ahora la disyuntiva entre la vida o la economía es el pan de cada día. La postura que hay que salvar la vida, suena irónica cuando en la mayoría de casas colombianas se cuelgan trapos rojos para gritarnos a todos, que se están muriendo de hambre.
Ojalá esta crisis sea una oportunidad para entender que debemos cuidar el planeta tanto como a nosotros mismos, que el mundo digital es más que likes y seguidores, que hay personas más importantes que las kardashians y que es mucho más fácil cuando pensamos y actuamos en colectivo.
La comunicación política, en tiempos de cuarentena, se redujo a ser un show diario de egos poderosos y de encuestas de favorabilidad, para aparentar ser más que cualquiera.
Esta como todas las crisis, es una oportunidad de liderazgo; no de oportunismo mediático…