Y si, viene lo peor

Opinión
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El año no comenzó con buenos pronósticos para México. Aún sin el impacto del COVID-19, el escenario económico apuntaba hacia un menor crecimiento.

Ahora, en el mundo los especialistas temen una recesión y si las cosas continúan agravándose una depresión.

Prácticamente todos los gobiernos anuncian programas contracíclicos, de apoyo social, económico y financiero. En México no ha sido así, López Obrador sigue con su retórica de que las finanzas están sanas, hace cuentas de un ahorro por el combate a la corrupción que nunca explica y nadie encuentra, insiste en proyectos que, quienes saben, han advertido debieron replantearse; los programas sociales tampoco se ajustan al  nuevo escenario de los grupos vulnerables y los que ya están siendo afectados por la falta de ingresos, el desempleo y/o la amenaza de cierre de pequeñas, medianas y grandes empresas.

A diferencia de una decena de estados, en particular Jalisco, el gobierno federal ha sido conservador, para usar la jerga que les gusta, y no porque se pidiese una paralización general, sino medidas responsables como haber suspendido el Vive Latino.

Los efectos de la cancelación del aeropuerto de Texcoco se sintieron durante el primer año de gobierno, empresarios locales y foráneos se limitaron a las inversiones ya programadas, pero no todas, algunas fueron frenadas. Ahora el golpe contra Constellation Brands acabará por desestimular a los empresarios. Cabe subrayar que el presidente habla de corrupción en ambos proyectos, pero, como suele suceder, no presenta pruebas, menos denuncias, basta con el dedo flamígero con que señala a enemigos de México que nadie identifica, porque los que señalaba antes de llegar a la presidencia ahora se reúnen con él en cenas en Palacio Nacional.

Los gobiernos y las legislaturas de Estados Unidos, Canadá, España, Alemania, Francia, bueno de casi todo el mundo anuncian programas para los sistemas de salud y de rescate de ciudadanos y empresas que van desde estímulos fiscales hasta la entrega de dinero en efectivo.

El presidente de México sigue anclado en el pasado, sin el menor matiz se lanza contra el Fobaproa, rechaza el endeudamiento al que irremediablemente casi todos los países tendrán que recurrir y es que no entiende la economía, sus esquemas son con base en prejuicios.

El presidente no sale del discurso populachero ni de la mentira como eso de que bajó el precio de la gasolina.

Hay sectores golpeados que difícilmente se van a recuperar, uno de ellos vital para México, el turismo, que incluye, hoteles, líneas, aéreas, restaurantes, prestadores de servicios, ahí una larga cadena que va desde taxistas, choferes, personal administrativo, entre otros.

Tema aparte pero de mucha relevancia es el de los mexicanos que trabajan en Estados Unidos y Canadá. Es previsible una baja en el envío de remesas que constituyen uno de los ingresos más importantes de la economía social. Muchos paisanos ya están en paro con la amenaza de perder sus empleos; se observa el regreso de mexicanos que huyen del coronavirus o del desempleo en estados como Nueva York, California o Illinois. En su tierra no hay previsión de los gobiernos ante el regreso de mexicanos a comunidades donde no tendrán trabajo, porque sigue la realidad que los impulso a emigrar.

Se debe reconocer que ante la incapacidad gubernamental hay reacciones de grupos y empresas que hacen y proponen por su cuenta, ya les quedó claro que en manos de la mayoría de los gobernantes en turno el país se encamina a una de las crisis más severas de la historia. Ya no se necesita saber mucho, ni siquiera bola de cristal, vienen tiempos difíciles.

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