Un ministro de la Corte Suprema tomó la decisión tras concluir que el juzgado de Curitiba que llevó las causas contra el ex mandatario no era “juez natural” de ellas. De esta manera, recuperó sus derechos políticos.
El ministro de la Corte Suprema de Brasil Edson Fachin anuló este lunes todas las condenas de primera instancia relacionadas a la operación Lava Jato dictadas contra el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien deberá ser juzgado por tribunales federales.
La decisión de Fachin se refiere a tres procesos en que Lula fue juzgado por el tribunal de primera instancia de Curitiba, a cargo del entonces juez Sergio Moro, e indicó que la corte no tenía en su momento la “competencia jurídica” requerida para analizarlos.
“Si bien el tema de la competencia ya se ha planteado de manera indirecta, es la primera vez que el argumento se encuentra en condición procesal de ser examinado”, indica un pasaje del texto, que enfatiza en el hecho de que la decisión es procesal y no se expresa sobre el fondo de las acusaciones.
De acuerdo con Fachin, responsable en el Supremo de la operación anticorrupción Lava Jato, por la cual fue procesado el expresidente, esos tres casos deberán pasar ahora a la órbita de la Justicia federal en Brasilia, la cual decidirá sobre el curso de cada uno de los casos.
La medida afecta a procesos referidos a un apartamento triplex en el balneario de Guarujá, en el litoral del estado de Sao Paulo; a una casa de campo en la localidad paulistana de Atibaia, y a una investigación sobre el Instituto Lula, fundado por el exmandatario.
En el primer caso, Lula fue condenado a 12 años de prisión, que fueron 17 años en el caso referido a la casa de campo.
De esta manera, Lula recuperó sus derechos políticos que había perdido en 2018, al ser condenado por una corte de segunda instancia en el marco de la causa de Guarujá, por la que también estuvo preso durante 19 meses. Como consecuencia de esa y la condena de segunda instancia por la casa de campo, no pudo competir en los comicios de ese año, cuyas encuestas lideraba y que finalmente fueron ganados por Jair Bolsonaro. Finalmente fue puesto en libertad el 8 de noviembre de 2019 luego de que la Corte Suprema determinara que las penas de prisión empezarán a cumplirse solo cuando el acusado agote todos los recursos disponibles. Fachin justificó su decisión en que esos casos, en los que Lula fue acusado de recibir sobornos en dinero y propiedades de algunas de las constructoras implicadas en el escándalo de la Lava Jato, no tenían relación con los desvíos de dinero en la estatal Petrobras, que fueron los que justificaron los procesos.
En paralelo, Lula espera que la Corte Suprema se pronuncie sobre una apelación fundada en una serie de escuchas -obtenidas por el medio The Intercept a través de un hacker- que, asegura, prueban que los fiscales y Moro prepararon el caso sin separar los roles de acusador y juzgador.
“Espero que ellos tomen la decisión de anular todas las mentiras contadas contra mí, todos los procesos en mi contra. Si quieren pueden iniciarlos de nuevo, pero no quiero seguir siendo víctima de una canallada”, dijo al respecto. A principios de febrero, la Corte Suprema aprobó una pericia que calificó de auténticos a los diálogos entre los funcionarios judiciales.
La decisión tiene lugar pocas semanas después de que Lula anticipara su voluntad de enfrentar al actual presidente Jair Bolsonaro en las elecciones de 2022 “si fuera necesario”. “No duden que estaré a disposición”, dijo el 21 de febrero en una entrevista con el portal de noticias UOL.
“Si consideramos que es posible derrotar a Bolsonaro, y si los compañeros del PT y de otros partidos lo consideran, estaré entero para eso (disputar las elecciones)”, aseguró el ex mandatario, quien también descartó que sus 75 años de edad puedan ser un obstáculo para su regreso a la vida política.
“Estoy predestinado a vivir hasta los 120 años y me quedan 40 años de vida para poder probar que montaron una organización criminal para acusarme e impedirme ser candidato”, dijo. Afirmó igualmente que, tras casi tres años paralizado, incluyendo un año y medio de prisión y otro año de cuarentena por la pandemia de la covid-19, esta “loco para comenzar a viajar por el país y comenzar a discutir con la población los problemas de Brasil”.
Lula también criticó duramente a Bolsonaro y dijo que es justo calificarlo de “genocida” -afirmó que él mismo lo hizo en distintas ocasiones- por su manejo de la pandemia, cuya gravedad ha desmerecido desde su llegada. Al mandatario, dijo, “que no le importan los 250.000 brasileños que han muerto (por covid, que al lunes ya superan las 265.000) ni medir lo que dice, pese a las recomendaciones de la ciencia”.