Si bien fue cuestionado por ser demasiado reacio a hacer campaña durante la pandemia de COVID-19, siendo EE. UU. el país más afectado, o por ser demasiado mayor, el demócrata Joe Biden superó toda crítica y a los escépticos y se convertirá mañana en el 46.º presidente de Estados Unidos, con una serie de retos por delante.
En lo inmediato, el demócrata Biden, de 78 años, deberá tranquilizar a una nación tensa después de la salida de la Casa Blanca del republicano Donald Trump con un segundo juicio político pendiente, esta vez por el asalto de varios de sus seguidores al Congreso, que ocasionó cinco personas muertas.
Sin embargo, el nuevo presidente no solo tendrá que sanar las heridas políticas, sino también tendrá que liderar la lucha contra una pandemia feroz, reparar una economía que se hunde y unir a una ciudadanía dividida.
Los demócratas esperaban que la victoria de Biden en noviembre permitiera pasar la página de la divisiva presidencia de Trump, pero el mandatario republicano no reconoció su derrota y, con la ayuda de sus más fervientes partidarios, lanzó acusaciones infundadas sobre un supuesto fraude electoral que culminaron el 6 de enero en la toma del Capitolio, el templo de la democracia del país.
Ante el sombrío panorama, el presidente electo ha estado reiterando el mensaje que dio poco después de las elecciones: la ayuda está en camino. Pero han surgido dudas sobre si Biden, que se presenta como un sanador, cumplirá sus objetivos en un país donde la ideología de Trump, independientemente de haber perdido la reelección, muestra pocas señales de disminuir.
Rara vez dos candidatos presidenciales fueron tan distintos como en la campaña de 2020, que enfrentó al veterano político Biden, exvicepresidente y exsenador, con el multimillonario empresario Trump, llegado hace cuatro años a la Oficina Oval.
Mientras Trump apenas movió un dedo para liderar la lucha contra la pandemia luego de las elecciones, aparte de vanagloriarse de acelerar el desarrollo de las vacunas, Biden prometió un “nuevo capítulo” para la nación y ya anunció un plan de rescate de $ 1,9 billones para impulsar la primera economía mundial y luchar contra el coronavirus, que incluirá la inyección de 100 millones dosis de vacunas en sus primeros 100 días en el cargo.
Pero el inicio de su mandato se verá probablemente eclipsado por el juicio político que tiene pendiente Trump.
Tras competir por la Casa Blanca en 1987 y 2008, “Joe, el de clase media”, buscó una tercera oportunidad, convencido de que podía restaurar el ‘alma’ del país. Y a pesar de una campaña llevada principalmente desde su casa por la pandemia, mientras su rival hacía actos multitudinarios por el país, logró desbancar al republicano.
Cuando tome el juramento del cargo, Biden será el jefe de Estado estadounidense de mayor edad en ser investido en la historia del país. El demócrata llegó a la arena política nacional con solo 29 años, tras una sorpresiva victoria como candidato a senador por Delaware en 1972.
Las habilidades políticas de Biden en el mano a mano son incomparables: puede encantar a universitarios, compadecerse de maquinistas desempleados y hasta hacer una crítica feroz de sus rivales.
Aunque ya no tiene el dinamismo de cuando era vicepresidente de Barack Obama, mantiene su sonrisa deslumbrante y el mensaje durante su campaña se basó en su asociación con el todavía popular primer presidente afro del país y en su capacidad para negociar con líderes mundiales. (I)
