La complicidad política implica un juego de pesos y contrapesos.
El sistema democrático es competitivo por su propia conformación, por lo que la elección del candidato idóneo es un paso primordial en el camino a la contienda electoral. Dentro de este paso existen dos vertientes por las cuales se selecciona al candidato político; por su rentabilidad electoral o por la complicidad política.
Si se opta por la rentabilidad electoral, en el proceso de selección se toman en cuenta únicamente aquellos candidatos con altas posibilidades de ganar, además de diversos factores como:
- Campañas idóneas al contexto
- Financiamiento
- Estrategia de Medios
Mientras que la complicidad política implica un juego de pesos y contrapesos, por ejemplo, el presidente de un partido político tiene la posibilidad de asumir un discurso político con el cual; puede apoyar o bien obstaculizar al candidato.
Es claro que si los dirigentes de partido respaldan y acuden a los actos de campaña se envía un mensaje al electorado de unidad partidista. Si es capaz de lograr que las fracciones sumen ayuda organizativa la posibilidad de ganar se incrementa.
Por el contrario, si los dirigentes no apoyan al candidato, por cuestiones de estrategia, tienen la posibilidad de interferir de manera negativa en los actos de campaña proyectando una imagen dividida al electorado, lo cual es posible que generé consecuencias negativas el día de la elección.
