¿Cómo entender el estallido social mediante los símbolos de los manifestantes? Un análisis semiótico de lo ocurrido en Chile durante el mes de octubre 2020.
En lo que va del 2020, la pandemia dominó los debates públicos y las agendas gubernamentales, mientras que los espacios para los asuntos políticos de cada país se pospusieron. Al pasar el virus, Marcelo López pronosticó que “en Chile no viene la nueva normalidad; sino, lo que quedó pendiente”.
El semiólogo expuso ayer su investigación, organizada por Cumbre Online, el Netflix de la comunicación política, junto a Agustina López, Javier Pérez y Aldo Cassinelli. El coordinador del debate fue Daniel Ivoskus y se analizaron los simbolismos que hubo en las manifestaciones chilenas durante octubre del año pasado.
Dicho suceso dio inicio a lo que se denominó un estallido social. Dejó al país muy frágil. Al aparecer la expansión del coronavirus, esta situación pasó a un segundo plano más allá de algunas manifestaciones aisladas.
La pregunta que se estableció en el debate online fue: cuando salgamos de la pandemia, ¿qué va a ocurrir en este país?
Se propuso analizarlo desde el punto de vista de la semiótica, indagar sobre el significado asociado a los signos y símbolos, que investiga sobre cómo se transmiten e internalizan los significados de los significantes entre las personas.
“Cuando el estado en conjunto se percibe legitimado, sus instituciones pierden capacidad de contención y, con eso, pierden el respeto de los grupos demandantes. Al perderse el respeto, crece como remplazo la apreciación de la subjetividad”, expresó López.
En cuanto al simbolismo, aseguró que “vamos a vivir una contienda de símbolos”. Cada uno de ellos anula la posibilidad de enfrentarse reflexivamente porque a través de su utilización se muestra un hecho tan contundente que no da espacio a la reflexión.
La derecha no ha sabido hacerlo utilizar los símbolos, mientras que la izquierda utiliza todo para transformarlo en símbolos.
Durante la conversación, esto se ejemplificó con los manifestantes que salían a las calles con un parche en el ojo: “Si yo veo a una persona con un parche en el ojo, lo que me está diciendo es que los policías tiran hacia los ojos de los manifestantes”.
LA SOCIEDAD BINARIA SE ACABÓ
Durante la investigación, los expositores mostraron que existen 14 clases distintas de identificación política en la sociedad chilena. “Eso no le gusta a los políticos porque ellos esperan que el de izquierda vote a los de izquierda y lo mismo con los de derecha”, explicó Marcelo López para connotar la inexistencia de la soledad binaria.
Calificó la existencia de un flujo laminar de cambios que resulta aceptable para la salud de la República. La utilización de este término alude a que van ingresando distintas ideologías a la cultura y de a poco son aceptadas.
“Junto con ese flujo, empieza a confluir otro: un flujo turbulento. Impuesto por un fragmento pequeño de la sociedad que propugna un proceso lento de recomposición cultural”, comentó el semiólogo.
En esa misma línea, afirmó que Piñera no es el culpable; sino, la víctima, producto de que este flujo laminar viene desde hace tiempo y se empezó a acumular. De pronto, se pasó de lo laminar hacia lo turbulento.
UNA MIRADA DESDE LA COMUNICACIÓN POLÍTICA
Javier Pérez analizó lo sucedido en su país durante octubre 2020 mediante la calificación de una “ruptura política total” y ello generó una desconfianza en torno a la democracia.
“Ocurre que tenemos un Estado que no ha demostrado la capacidad de responder a las demandas y un liderazgo de gobierno muy fuertemente azotado”, amplió y especuló que “la dinámica del caos es probable que siga a partir de lo que ocurra pospandemia”.
Por su parte, Aldo Cassinelli estructuró a las demandas en dos eslabones: en el segundo siguen estando la salud, el trabajo y la educación, pero las primeras pasaron a ser problemáticas sociales más profundas.
“Ya no se trata de resolver los problemas desde la política (como construir una vivienda) sino de cómo construir una sociedad. Ahí se mezclan elementos más complejos y terminamos con el sentimiento que le da sentido a la protesta: el odio”, explicó.
Frente a ello, Agustina López aportó su mirada sobre el desentendimiento político de la ciudadanía: “Es muy interesante entender que nuestras autoridades, no solamente el gobierno actual, sino que en general los políticos, no han entendido que la sociedad no es una masa sino una fragmentación de micromundos”.
Se ha estandarizado una sola comunicación para una masa que hoy es completamente diversa.
Hizo hincapié en que “las normas existentes ya no sirven y las que vienen generan incertidumbre porque no se sabe cuáles van a ser”.
"No se entienden las nuevas demandas. La clase media ya no es la misma, no es ingenua: hoy tienen mucha mayor capacidad de raciocinio. Nuestra clase media está educada. Los mandatarios no vieron la culturización que tiene la clase media hoy y ellos están cobrando la incerteza”, sintetizó.