En la elección Presidencial de Brasil todas las encuestas decían que el aspirante del Partido de los Trabajadores Lula Da Silva, tendría una amplia ventaja sobre el presidente Jair Bolsonaro. Al final las encuestadoras se acercaron a la votación obtenida por Lula, pero, Bolsonaro sacó más de lo previsto en las encuestas.
¿Por qué sucedió esto con Bolsonaro? Hay varios elementos que estaban allí, pero que no se veía con facilidad desde afuera. A saber:
La primera, y quizás la más polémica fue la aprobación exprés por ambas cámaras, de la declaratoria de "emergencia" hasta final de año. Con esta maniobra al oficialismo se le permitió crear nuevos auxilios que en circunstancias normales la legislación electoral le hubiere impedido la creación de este tipo de medidas faltando seis meses para los comicios.
Los apoyos sociales aprobados comprometieron unos 7.650 millones de dólares, dinero no previstos inicialmente en el presupuesto de este año. Para lograr esta aprobación posiblemente Bolsonaro debió negociar y acordar con distintas fuerzas del Congreso, y, sin dudas, darles participación en la ejecución de las medidas como ayudas sociales que acompañaron la declaración de emergencia.
Entre los beneficios contemplados está el incremento de hasta el 150% del valor mínimo de la ayuda mensual que se reparte entre las familias más pobres, quedando está en 110 dólares. Adicionalmente crearon otro subsidio para financiar las bombonas de gas, así como un auxilio para taxistas y otro de 185 dólares mensuales para camioneros autónomos. Curiosamente estos últimos dos grupos en su mayoría forman parte de la base social de apoyo a Bolsonaro.
Con tan enorme inversión de los recursos del Estado, es claro que se presentara el voto vergonzante, es decir, electores que les producía vergüenza expresar ante un encuestador que votarían por Bolsonaro, pero tenía cierto compromiso producto de los apoyos oficiales que estaba recibiendo; sumado a la presión que los líderes locales ejercían recordándoles, reiteradamente, quien les daba esas ayudas.
Así entonces puede entenderse el relativo éxito del partido de Bolsonaro, cuando los candidatos a diputados y senadores apoyados en esos programas sociales como mecanismos de control social y político, se hicieran a la primera minoría en ambas cámaras
El segundo elemento a considerar podría ser el triunfalismo de la campaña de Lula.
Esto hizo que su propia campaña quizás bajara el ritmo, pero activó y movilizó el voto del miedo a Lula que bien trabajó a lo largo de la campaña el señor Bolsonaro.
Aunado a lo anterior, Lula, que enfocó su campaña en el concepto de la esperanza, de regresar a la felicidad, pero, cayó en la tentación de responder en algunas ocasiones con la misma agresividad que planteaba su adversario, con lo cual, no solo se desviaba de su estrategia, sino que, entraba en terrenos de su opositor, generando la duda en algunos segmentos de la población, sobre la autenticidad de su propio discurso de esperanza y felicidad.
Sin dudas hay otros elementos para el análisis de esta pequeña victoria de Lula, pero, por razones de espacio pasemos a lo que se viene.
Ahora comienza otro juego. Serán 25 días muy intensos, donde ambos candidatos lucharán para lograr superar al otro. El tema es, dónde está ese segmento que ambos se pelearán y quien tendrá mayor oportunidad de crecimiento.
El epicentro estará en los casi 5 millones de brasileros que votaron por Simone Tebet, en los casi 4 millones que le votaron a Ciro Gomes, y en los casi 6 millones de votos nulos y en blanco. Allí hay 15 millones de electores que quedaron huérfanos y la batalla de ambas campañas seguramente tratarán de centrarse en ellos.
Hiperpolarizar, dividir, estigmatizar, trabajar sobre las emociones negativas como el miedo, le funcionó a Bolsonaro en la primera vuelta, pero, ahora se le presenta el gran dilema; si se mantiene en esa línea, su posibilidad de crecer es extremadamente limitada, pero, si hace un giro su credibilidad se verá menguada, por lo cual, literalmente está entrampado, víctima de su propia estrategia.
Lula tendrá que cambiar su estrategia y mensaje, insistir en lo emocional positivo, no dejarse tentar y engancharse en discusiones de carácter político, porque no son de interés para el ciudadano, por el contrario, debe fortalecer la cercanía y empatía con ellos, y podrá seducir buena parte de esos 15 millones de electores huérfanos.
Políticamente la lucha será sobre la unión frente a división; la empatía contra la agresividad; el respeto contra el abuso; el orden en vez del desorden; la democracia o la autocracia. Ante este escenario, ¿Quién tiene más posibilidades de crecer y ganar la elección? Si dudas Lula Da Silva, si logra entender que su pequeña victoria en primera vuelta, le da una base, pero que debe, literalmente, seducir a esos 15 millones de brasileños, si quiere obtener una gran victoria.