Daniel Ivoskus, experto en comunicación política, analiza la coyuntura nacional y la campaña para elecciones del 2016.
El 2, 3 y 4 de diciembre de este año la ciudad de Lima será, por primera vez, sede de la Cumbre Mundial de Comunicación Política. El argentino Daniel Ivoskus, presidente de dicha organización, estuvo en el Perú y conversó con El Comercio acerca del evento y sus implicancias en el escenario político actual.
— La cumbre se realizará en plena campaña presidencial. ¿Cómo cree que se maneja la comunicación política en nuestro país?
El Perú todavía está en una etapa inicial de la consultoría política. La cumbre llega en un momento oportuno, no solo por estar en plena campaña presidencial al 2016 , sino porque se va dejando de lado un mecanismo que se basa solo en el olfato político. Hoy en día un proceso electoral debe basarse en la investigación, la profesionalización, el trabajo en valores y en mecanismos adecuados para enfrentar crisis. Es clave que haya concordancia entre lo que se dice y lo que se hace luego.
— Justamente esa falta de concordancia le estaría pasando factura al actual gobierno…
Es fundamental que lo que se promete en campaña se lleve adelante durante el gobierno. Las acciones de marketing o comunicación tienen que ir acompañadas con la promesa electoral. No puede existir un trabajo de marketing que este por delante de la política. Cuando hay separación entre ambos conceptos es cuando empieza el ruido político.
— Actualmente en el Perú hay mucha conflictividad social ¿Cómo opera la comunicación en un contexto de crisis?
Un gobierno ante una crisis lo primero que tiene que hacer es enfrentarla y no querer esconderla. La mayoría de veces los gobernantes quieren que el problema no llegue a los medios, que no afecte su imagen. Yo digo lo contrario: si una crisis no se le enfrenta, lo único que vamos a lograr es incrementarla. La solución viene del trabajo político y la comunicación sirve para explicar bien el conflicto a la ciudadanía y no descuidar la empatía ciudadana. Mientras más tardemos, el problema será peor.
— ¿Cómo evalúa al presidente Ollanta Humala respecto a su estrategia de comunicación?
No podría estar en condiciones de evaluarlo ya que no estoy mucho en el Perú. Pero creo que debería trabajar fuertemente en la construcción de equipos de comunicación. A veces los políticos no son grandes comunicadores, pero deben ser líderes.
— ¿Se puede mejorar la credibilidad de un político cuando ésta se ha gastado por casos de corrupción?
Hay que primero analizar cuál es la valoración de la ciudadanía respecto a la corrupción. Si la población asocia que la corrupción afecta la seguridad, la economía, la salud, es decir, su vida cotidiana, va a ser muy difícil. Si no afecta, muchas veces termina siendo insignificante o intrascendente. Te cuento una historia. Hace un año en México un candidato a la reelección para alcalde iba perdiendo por 20 puntos a un mes de la elección. En un acto público y, ante la acusaciones de corrupción que se le atribuía, admitió que había robado, pero poquito. Lo masacraron a nivel nacional por 48 horas, pero la ciudadanía tenía en la mente que todos los políticos roban, así que votaron por el que menos robó. Ganó la elección. Ahora quiere ser candidato a gobernador.
— ¿Qué recomendaría a los políticos para la próxima campaña electoral?
Primero hay que investigar la realidad a la que se enfrentan. Uno cree que por dar un buen discurso y decir lo que la gente quiere escuchar le va ir bien, sin embargo, esto los va a llevar a un camino sin salida que les puede traer resultados muy perjudiciales a futuro. Se debe tener un proyecto y se debe dejar de lado cualquier celo o venganza política.
—Las campañas muchas veces se basan en los ataques y en el desprestigio. ¿Qué opina al respecto?
Está bien que existe publicidad negativa, que es muy diferente a una campaña sucia. La publicidad negativa es que un candidato diga con nombre y apellido los puntos controversiales del adversario que puedan ser contraproducentes para el futuro del desarrollo del país. Los agravios, venganzas o inventos son otra cosa.
—Tenemos políticos con grandes egos. ¿Cómo evitar que eso afecte una estrategia comunicacional adecuada?
Es muy importante que se genere una relación de confianza entre el político y su equipo ya que se deben cambiar egos por resultados. El ego es una de las principales causas que atenta contra los buenos resultados. Cuando se pone por delante lo personal o una venganza, se destruye por completo la estrategia.
— ¿Los partidos tienen equipos preparados para esto? Muchas veces se contratan asesores extranjeros…
El problema es que ni los gobiernos ni los partidos invierten en capacitación. Ellos deben tomar conciencia que esto los haría más competitivos. También es bueno que los políticos tengan consultores que sean desapasionados del día al día, que no tengan intereses ni influencias. Debe haber una profesionalización de la política. Si no tenemos equipos técnicos, vamos a estar de crisis en crisis permanentemente y vamos a actuar de acuerdo a la coyuntura. La ética no es solo de los políticos, sino también de los consultores al tomar la decisión de trabajar con un político determinado.
— Al actual alcalde de Lima, Luis Castañeda , se le conoce como “el mudo”. Gano con más del 50% sin decir casi nada. ¿Cuál crees que fue la razón?
No tengo ninguna duda que la comunidad que eligió al alcalde claramente estaba cansada de que los políticos hablen. No querían escuchar más promesas y querían ver hechos. Que no haya hablado no es casual.