El empleo de los relatos que los electores pueden seguir por etapas durante una campaña política provoca efectos por lo regular benéficos, que se traducirán en engagement y brand experience.
Nos encontramos ante un nuevo modo de hacer política en el que los roles de los principales actores que intervienen en el proceso, político y ciudadano, se han redefinido. Por un lado, el político hasta cierto punto se ha visto obligado a bajar del pódium para escuchar a los ciudadanos y conectarse con éste. Por otra parte, los ciudadanos han abandonado la pasividad, en buena medida por la emergencia de canales de comunicación digitales, sumergiéndose así en la proactividad. En este contexto es más recurrente encontrar como la esfera política apuesta por una nueva forma de contar historias que apelan a las emociones; el storytelling.
Actualmente se habla de los spin doctors para referirse a aquellos expertos de comunicación que son gestores de historias, interventores de la agenda de medios, mediante la fijación diaria de un relato. Los spin doctors comenzaron a emerger desde la década de los 70´s con el Presidente estadounidense Richard Nixon, donde la comunicación política se basó no sólo en comunicar sino en crear historias.
Es de dicha forma como el storytelling se consolidó como una estrategia del Marketing Político encargada de contar la mejor historia a los electores. En la actualidad tiene mucho poder para sumar simpatizantes a un partido político y candidato, ya que lo que se logra al implementarlo es que los ciudadanos asocien los discursos de campaña y el proyecto de gobierno con sentimientos agradables, por lo que el ciudadano generará confianza y el político se colocará en un lugar importante dentro de la mente de los receptores del storytelling.