Estamos viviendo el día a día entre una mezcla de pesadilla y esporádicos momentos de optimismo. Este blando optimismo garantiza sobrevivir en un ambiente de constantes mentiras disfrazadas de verdades. Actos inexplicables acompañados de acciones teatrales. El show se adueñó de la política y los políticos.
¿Qué sucede con los cambios de la sociedad?
Aman, admiran, imitan, siguen y los conmociona lo que no se mimetizan. Aquellos que muestran una autenticidad indiscutible, que no se dejan ganar de la tentación de presentarse como lo que no son. Esto, es que les hace tener esperanza de que existe la posibilidad de una oportunidad de salida de la oscura niebla en que los ha escondido la dirigencia del país.
De las tantas tareas que debería tener el estado o el gobernante de turno, una de la más importante seria asistir a aquellos que están en situaciones precarias, o que por no tener oportunidades han terminado reducidos a la biosupervivencia.
Al estado mostrarse incapaz de proporcionarles estas oportunidades y tener al mismo tiempo necesariamente que ocultar el modus vivendis de esta gran cantidad de personas, que por lo general se constituyen en las fallas visibles de los gobernantes, se recurre inmediatamente a todos los modos posibles para tratar de invisibilizar esta gran franja de seres humanos.
Se procede rápidamente a crear situaciones en las cuales estas personas van contenidas bajo una gran bandeja, que no permita Salir a la luz. Es así como el estado evita tener que cumplir con sus competencias e inmediatamente hace concentrar la atención general en otros temas. Esporádicamente uno de estos considerados molestos, viene sacado de su lugar infame para que el estado pueda hacer ver que realiza actos de caridad y atiende las demandas, logrando así que sus responsabilidades vengan vistas como actos de benevolencia a costa siempre de los bolsillos de los que si trabajan y hacen sacrificios.
Es tan infame e irresponsable disfrazar lo que es un deber, que se convierte en un acto cualquiera de impunidad agravada al ser realizado por “servidores del estado” y se haga pasar como un YO soy bueno/a, sin mostrar el menor dejo de conciencia donde al fin las tareas incumplidas atentan contra la vida misma de seres humanos.
“Los modos de deshumanización que se ponen de relieve en el intento de someter a una parte del país a su condición simplemente de “superviviente asistido”, con vidas “innecesarias de ser vividas y vidas valiosas perdidas”, encuentran su límite en el florecimiento de acciones creativas y búsquedas nuevas que dan cuenta del deseo profundo de no verse reducido a la animalidad más degradada, sometida a la caridad que sólo conserva la vida y despoja del mundo simbólico que lo transforma en humanizado”. (Sylvia Bleichmar)
El país se ha tornado complejo. La sociedad está cambiando y esos invisibilizados han encontrado diferentes modos de salir de debajo de la bandeja y cada día se hacen más visibles. Inician a entender, que quienes eligen no trabajan para ellos. Que el sistema de representaciones que lo sostiene no es homogéneo, que las dominancias no les benefician, sino que vagan en la oscilación y que, sin la real responsabilidad ética compartida de construir un proyecto común sumada a la obligada elección de supervivencia individual, los está conduciendo nuevamente a tomar en manos las riendas de manera unificada y con el carácter político que esto implica.
Mas que crear percepción, imponer temas en su agenda, manipular la opinión pública, la corporación política debe entender cuál es el país que esos muchos invisibles desean. Un país, donde la justicia social no sea solo un tema de palabrerías y entretenimiento de reuniones fútiles, sino que se trate de planificar y realizar acciones en las que todos sean considerados y tomados en cuenta como parte importante de un todo, y en donde la justicia legal sea finalmente igual para todos.
A toda esta realidad inminente y la imposibilidad de invisibilizar bajo una alfombra esa marea humana, los gobernantes y la política, siguen bien encerrados en sus propios intereses, y solo se muestran más sensibles a la posibilidad de deponer sus propias ambiciones cuando la marea humana se le lanza encima.
Los países han iniciado un verdadero proceso de Re-ciudadanización en virtud del carácter político y se hace más fuerte cada día el reclamo de poner precio a la inmoralidad política. Si bien una parte importante de la población ha entrado en cierta rutinización en la que se prueba a convivir con la injusticia – también es cierto que más temprano que tarde el cansancio y la impotencia se presentan repentinamente, manifestando la insoportabilidad y aceptación, enfrentando de manera legitima y peculiar, como solo los pueblos saben hacerlo.
Los países, casi todos, en especial América Latina cuentan con una extraña mezcla de talento, brillantez, alegría, paciencia, tolerancia y sobre todo lucha para evitar la derrota, se amparan siempre en su historia, y por eso se dice que son !!!!TROPICAL!!!!!!!!!!!
PD; Tropical: que tiene carácter expansivo, extrovertido, alegre, ampuloso, frondoso, exagerado, álido, caliente, tórrido, sofocante et.