¿Se busca una nueva mayoría?

Sociedad
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Pullaro quedó expuesto como el único que no le dio la ley de conectividad a Perotti. El gobernador y el PS se miden para convertirse en eventuales aliados. 

Pasaron cosas y bien rápido después de la salida de Maximiliano Pullaro y su bloque del Frente Progresista. No es casual que el gobernador Omar Perotti haya tenido Ley de Conectividad, su proyecto insignia, tras aquel portazo, como tampoco lo es que el socialismo haya sido decisivo para la sanción. De fondo, la pelea es por el futuro y la conducción de la Cámara baja santafesina. Una nueva mayoría se busca.

Pullaro y el socialismo fueron socios fieles desde que el PJ volvió al gobierno y antes también, pero la muerte del exgobernador Miguel Lifschitz trastocó los planes de varios. El radical saltó a Juntos por el Cambio y, luego de haber hecho una gran elección, le dijo chau para siempre al progresismo.

El socialismo lo esperó sentado, con cuchillo y tenedor, y le devolvió el latigazo este jueves. Pese a haber firmado días atrás un dictamen que invitaba a hacerle cambios al proyecto, volvió tras sus pasos y avaló la sanción de conectividad sin una coma de modificaciones.

Solo Amalia Granata, en su monobloque, le hizo la segunda a Pullaro. Hasta la bancada de JxC, liderada por Julián Galdeano, levantó la mano. Pullaro juega al fleje, es su estilo. Tiene toda la intención de ir por la gobernación en 2023 con el aval de la UCR territorial y no quiere quedar atado a Perotti en nada, ni siquiera un proyecto. Ser presidente de Diputados le daría un espaldarazo de peso a su plan.

Al socialismo no le queda otra que salir a reconfigurar su cancha. La alianza que mantenía con el radical y otras bancas, pero, sobre todo, con el exprecandidato, le permitía hacer a diestra y siniestra: 28 votos de 50 y a la bolsa. No había tutía para el resto.

Sin embargo, ahora la calculadora es otra. El PS tiene 14 votos propios y puede sumar los cuatro aliados (Creo, PDP y GEN y un UCR), pero le faltan ocho para, al menos, una mayoría simple de 26. Además, necesita imperiosamente que Pablo Farías retenga la presidencia en mayo. Falta, pero no tanto. De acá hasta esa fecha, la Cámara se volverá un tablero de ajedrez.

¿Quién puede aportarle esos ocho votos? Sí, el PJ, aunque dicho número es producto de la suma de todas las tribus internas. El peronismo no va a regalarle a Pullaro, un casi seguro candidato a gobernador, la poltrona más pesada. Por eso, se abre la puerta a un entendimiento mayor entre el PJ y el socialismo en el cual ambos ganen.

El PS se concentra por estos días en lograr que Clara García mejore su rendimiento. Si la diputada se acerca en noviembre a los 20 puntos, tiene volumen propio. Si, en cambio, no supera los 15, le será difícil -a ella y todo el socialismo- no verse arrastrada a un gran frente opositor, como pretende Pullaro. Al peronismo, está claro, le conviene una García en ascenso, para restarle quilates al exministro de Seguridad y mantener el escenario de tercios en la provincia. Si la grieta baja a Santa Fe, para el oficialismo la cosa está juzgada.

El socialismo dice por la bajo que lo que ocurrió este jueves no será la máxima de ahora en más. “Cada discusión es barajar y dar de nuevo”, le dijo una legisladora del PS a Letra P. El partido de la rosa sabe que le dio a Perotti un gesto trascendente, a menos de un mes de las elecciones. Espera ser retribuido cuando le toque pedir favores. Por lo menos por una vez, ambos fueron socios para cortar el espiral de crecimiento de Pullaro. Todo está atado con alambres y en mayo se verá.

 

 

 

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