Conoce a tu adversario mejor que a ti mismo

En Campaña
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Esto nos ayudara a formular la estrategia y replantear la táctica cuantas veces sea necesario.

Conoce a tu enemigo como a ti mismo y podrás pelear cien batallas sin un desastre” fue la famosa cita de Sun Tzu en su milenial obra “el arte de la guerra”, la cual ha sido fuente de inspiración para la Estrategia Militar, la Alta Gerencia y para la Consultoría Política. Sin duda alguna, la cita del estratega chino cobra gran valor en el contexto de las campañas políticas, como se ha reiterado en anteriores escritos, uno de los pilares sobre los que se debe basar la construcción de un proceso electoral profesional y coherente, es precisamente el conocimiento que se debe obtener del (los) candidato (s) contendor (es).

Identificar las debilidades y las fortalezas del adversario, es tener un paso adelante en la competencia, toda vez que se puede obtener ventaja al utilizar diferentes tácticas que albergue como único fin, debilitar la imagen del rival o simplemente sacar del juego al mismo. Un proceso electoral es similar a una partida de ajedrez, en el cual solo debe haber un vencedor a costa de propiciarle al rival el mayor número de bajas, es por esta razón, que solo se puede ganar si se sabe con certeza cuales van a ser los movimientos del enemigo para anticiparse con mayor contundencia a los mismos.

En ocasiones no queda otra opción que echar mano de lo que se tenga con el fin de destruir la aspiración del rival, por esta razón las campañas políticas en la actualidad se han tornado en verdaderos campos de batalla, en los cuales se evidencia la sevicia que lleva implícita los actos encaminados al firme propósito de ¡GANAR!

El conocimiento detallado que se tenga de los adversarios coadyuvara a fortalecer los aspectos propios de nuestro candidato o campaña, toda vez que la comparación como ejercicio de retroalimentación termina de fortalecer a quien se ha dedicado a estudiar profundamente al rival. Este tipo de escenarios son más comunes de lo que se piensa, para el caso ilustrativo se tiene la segunda vuelta presidencial en Colombia del año 2010, en esa instancia competían para llegar al Palacio de Nariño, Juan Manuel Santos y Antanas Mockus, pese a que este último aventajaba en las encuestas al candidato oficialista, Santos logró imponerse a las aspiraciones de la ola verde, dando un viraje a la campaña a través de tácticas de contraste, comunicación, categorización y un poco de picardía que sepultaron la buena imagen y la credibilidad con la que contaba Antanas.

Al culminar dicha campaña presidencial, las críticas no se hicieron esperar al momento de evaluar si el método utilizado por parte de los asesores de Santos fue necesario y ético, toda vez que sacar a relucir el Parkinson que sufría Antanas Mockus, vulneraba su derecho a la intimidad. No obstante, la respuesta de los estrategas fue aún mejor, al exhortar que en la batalla final la dinamita no puede reposar en los inventarios.

Este pasaje nos enseña que en los momentos más trascendentales de la vida, donde lo que está en juego es la Gloria, se debe dar el todo por el todo, utilizar todas las armas de las cuales disponemos para propiciarle una derrota al enemigo, toda vez que en cualquier momento la situación podrá revertirse en contra nuestra sin que medie la piedad.

 

El conocimiento que se tenga del adversario es útil para lo siguiente:

-Para hacer un ejercicio de comparación con el ánimo de fortalecer nuestra campaña.

-Para plantear los movimientos tácticos en virtud de las virtudes / falencias del rival.

-Para utilizar en determinado caso una campaña de contraste en contra del adversario en virtud de sus debilidades y su pasado.

 

Por último, conocer el(los) candidato(s) contendor(es) servirá en determinado momento para adherirlo a nuestros intereses, más que para combatirlo, toda vez que en el plano electoral muchos candidatos prefieren aliarse a otros más fuertes, en vez de luchar en contra de ellos hasta el final, en este sentido, no sería lógico y estratégico atacar - lastimar a quien pueda ser un probable aliado más adelante.

Lo anterior nos conduce a concluir que al adversario lo debemos conocer mejor que a nosotros mismos, es bien importante identificar frente a quien estamos luchando, esto nos ayudara a formular la estrategia y replantear la táctica cuantas veces sea necesario.

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