Las estrategias en materia electoral de los candidatos deben incluir la perspectiva de comunicación y marketing político para planear sus actividades.
Las campañas electorales han tenido una vertiginosa evolución en las últimas décadas por factores como son la emergencia de la tecnología, los cambios económicos, la movilización social, y con ello, los actores que participan dentro del proceso electoral han adoptado nuevas técnicas de comunicación política y marketing político, con el fin de crear e implementar originales estrategias de campaña para influir en el ciudadano y en su decisión de voto.
Hoy en día, las estrategias en materia electoral de los candidatos deben incluir la perspectiva de comunicación y marketing político para planear sus actividades, lo mismo ocurre en el ámbito gubernamental, pues hay que recordar que la competencia no se acaba al ganar el voto, continua en el acto de gobernar: estar en contacto con el ciudadano, comunicarle las acciones de gobierno y/o responder a sus inquietudes.
Al tener una sociedad más participativa e informada del escenario político, la construcción de la imagen de un candidato y su campaña política no se origina de una manera simple o espontánea, sino que conlleva toda una investigación y planeación de acuerdo a la coyuntura política, social y económica por la que esté pasando un país y las necesidades de sus habitantes.
A pesar de las múltiples oportunidades que ofrece el marketing electoral, en ocasiones las campañas muestran falta de creatividad e innovación debido a la composición del equipo de campaña, ya que dejan de lado las propuestas de los candidatos para dar paso al uso de la descalificación, la guerra mediática y la contra campaña como forma de persuasión del voto, acciones que a pesar de ser válidas en el marketing electoral, generan la pregunta de ¿qué tan importante es encontrar a los actores clave para conformar el equipo de campaña?
El marketing electoral no sólo se enfoca en la difusión y promoción de partidos y candidatos, sino que también se dedica a la propia administración de la campaña, es decir, a conformar y organizar el equipo que enfocará sus esfuerzos en persuadir al ciudadano a votar por su candidato político.