Después de 200 años de gobiernos de cortes conservadores y liberales, llega un presidente de izquierda progresista; y eso definitivamente, anuncia cambios en las relaciones de poder, en la orientación que se le dará a la economía, y por supuesto, veremos un estilo de gobierno muy distinto a lo hasta ahora visto.
El presidente Gustavo Petro, asume la presidencia, y por primera vez, en muchos años, con los números invertidos. Es decir, asume la presidencia con unos positivos mayores a los negativos en la percepción de la población. Esta tendencia comenzó a manifestarse, cerca de la 1era vuelta, creció en la 2da vuelta, y por supuesto, se disparó una vez que ganó la elección.
Este es un proceso normal, de hecho, su aprobación no ha parado de crecer desde la elección hasta hoy, puesto que, también crecen las expectativas sobre el cambio en la conducción del país que puedan favorecer a la población.
Normalmente todos los gobiernos disfrutan de lo que llaman la “luna de miel” periodo que generalmente era de varios meses, en el mejor de los casos hasta 6 meses. Sin embargo, en los últimos tiempos, esa luna de miel se ha venido acortando, la razón ha sido las necesidades de la población, sus niveles de desesperación y angustia no dan mucha espera, haciendo que la fiesta termine rápido.
Eso quiere decir que al haber una expectativa tan alta sobre los cambios que han de venir, el presidente Gustavo Petro debe comenzar desde muy temprano a dar resultados.
La pregunta que surge es, ¿podrá hacerlo?, ¿tendrá las herramientas requeridas?
Por lo pronto el presidente Petro ha expresado con claridad que las reformas que desea hacer las logra en el primer año, o les será muy difícil aprobarlas después, eso es coherente, porque además de los apoyos en el congreso que ya tiene, pero que también parecieran rescrebrajarse con el tema de la elección del contralor, la opinión pública y los niveles de aprobación en estos tiempos tan convulsos, difícilmente podrán mantenerse arriba, por lo cual pudiera entrar en una espiral descendente de la disminución de su poder, y sobre todo, de su capacidad de negociación y de llegar a acuerdos para impulsar sus reformas.
Por otra parte, el presidente Petro ha anunciado que desea en lo económico, dar un giro para pasar de una economía basa en la extracción de materias primas a una economía productiva, por lo cual nos queda la incógnita de cómo lo va a lograr y qué impacto tendrá sobre la economía general del país.
Otros cambios anunciados en el modelo económico que tendrán impacto en la conducción del país son las reformas al sistema de pensiones y de salud. Dos puntos altamente sensibles y que seguramente generaran un gran debate en las fuerzas de poder. De nueva vuelta ¿podrá hacerlo?, ¿tendrá las herramientas requeridas?
El tema ambiental será uno de los nortes de la nueva administración. Sin dudas esto pudiera generar conflictos en las zonas donde se practica la minería ilegal, por la afectación de intereses económicos en actores del conflicto por la explotación, e incluso en sectores tangenciales como la ganadería. Sin dudas, es generar un cambio de mentalidad en el país para la protección del medio ambiente, por lo cual será un gran reto para la nueva administración.
La Paz será otro de los grandes temas que estará presente en la administración del presidente Petro, y, luego de 4 años donde la Paz no fue prioridad en la agenda del gobierno, esta retomará un gran protagonismo.
La educación y los programas sociales para combatir la pobreza y auxiliar a los ciudadanos más desfavorecidos serán otra de las prioridades de la administración. Ahora bien, estos dos puntos requieren recursos con urgencia, por lo que la reforma tributaria será un proyecto de alta prioridad; la pregunta que habría que hacerse es si el trámite de dicha reforma pasará de manera expedita en el congreso, o, si por el contrario, entrará en un proceso de negociación complejo y enrevesado que retrasé su aprobación, lo cual incidirá en los tiempos para que la administración del presidente Petro pueda comenzar a producir planes para aliviar las cargas de la población más humilde y desfavorecida.
En conclusión, comenzó el cambio en Colombia, pero, los retos del presidente Petro son enormes, así que, solo queda desearle que no tenga palos en las ruedas para que tenga éxitos, por el bien de Colombia y los colombianos.