El expresidente de Honduras, Juan Orlando Hernández fue juzgado en Estados Unidos por vínculos con el narcotráfico, y el viernes pasado, ¡saz culebra! el jurado llegó a un veredicto: lo declararon culpable. Básicamente la fiscalía lo acusó de recibir dinero del Cártel de Sinaloa y otras organizaciones delictivas para permitir el paso de drogas procedentes de Sudamérica y que terminarían siendo consumidas en Estados Unidos. Básicamente construyó un trampolín logístico en su país para el trasiego de sustancias prohibidas.
El juicio duró poco más de dos años en los que se presentaron un montón de testimonios bajo los cuales el jurado concluyó que en efecto, JOH como es apodado por las siglas de su nombre, utilizó el poder del estado para facilitarle la chamba a los narcotraficantes, desde las fuerzas armadas, la procuración de justicia, la construcción de obras y caminos, y la sumisión de las instituciones al poder del crimen organizado.
¿Que sigue ahora? Dos cosas: a finales de junio le van a dictar sentencia y es muy probable que le den hartos años como para pasar el resto de su vida tras las rejas. Y por otro lado, vendrá alguna estrategia legal de apelación por parte de su defensa. Sin embargo, en cualquier instancia tendría que enfrentar el proceso en prisión, por lo que si tenía planes de visitar Disney estando por allá, pues tendrá que posponer esos planes.
Curiosamente esta no es la primera vez que Estados Unidos aprehende y juzga a un alto perfil por delitos contra la salud. Recordemos el caso de Manuel Antonio Noriega de Panamá, quien fue aprehendido en 1990 y estuvo convicto hasta el 2017 año en el que murió. O bien, la vez que el ex Secretario de la Defensa Nacional de México, el General Salvador Cienfuegos, fue aprehendido por la DEA en el aeropuerto de Los Ángeles.
Y a pesar de que el expresidente hondureño insistió en su inocencia hasta el momento del veredicto, el proceso jurídico pesa mucho más, porque además, en el contexto de la crisis del fentanilo en Estados Unidos, el gobierno americano está mandando un claro mensaje a cualquier autoridad que esté coludida con el narcotráfico. Sin importar la altura del funcionario o exfuncionario, se llevará a la justicia a quien colabore con la delincuencia.
Mucho se ha rumoreado, que otros presidentes latinoamericanos y gente cercana a ellos, traen vínculos turbios. Seguramente ya hay investigaciones al respecto, y como bien dice el dicho: "cuando veas las barbas de tu vecino rasurar, pon las tuyas a remojar".
