Lula llega al gobierno en una situación más que curiosa, integrará un gobierno rodeado de ex enemigos y con alianzas más que llamativas, el presidente electo intenta con su carácter conciliador construir la gobernabilidad que las urnas no le dieron.
El nuevo gobierno de Lula parece ser el más extraño de todos los encabezados por el Partido de los Trabajadores .El PT prepara alianzas con todos los partidos ubicados a su izquierda y también con la mayoría de partidos que hasta hoy integran el gobierno de Jair Bolsonaro , todo con el objetivo de ganar gobernabilidad y construir una base política que le permita a Lula tomar medidas impopulares y también llegar tranquilo al final del mandato ya que la sombra del impeachment contra Dilma Rousseff en 2016 todavía sobrevuela en las filas del PT.
Lula diseña un gabinete a la medida de sus necesidades , tiene al conservador Geraldo Alckmin como vicepresidente y también hay un fuerte interés del mercado en que éste sea presidenciable en 2026 , por otro lado el presidente electo tiene a su histórico delfín Fernando Haddad en el gabinete , a quien le encomendó la tarea más compleja de todo el gobierno , manejar el Ministerio de Economía , ya el hoy presidente electo había mostrado en 2018 que en caso de no ser él el candidato, el ex alcalde de Sao Paulo es su hombre predilecto para disputar la presidencia. Lula hasta el día de hoy no sabe si irá por una relección. La edad y el cómo llegue su salud a 2026 será la clave.
La oposición a Lula que para muchos iba a ser mayoritaria, quedó prácticamente neutralizada, hoy parece ser que los únicos opositores a Lula serán por un lado Jair Bolsonaro y su Partido Liberal , que no es garantía de oposición ya que el vicepresidente Lula Da Silva del 2003 al 2010 fue José Alencar quien era un dirigente del Partido Liberal , razón por la cual el PT no pierde las esperanzas de sumarlos nuevamente a sus filas .El otro partido que quedó en la oposición al futuro gobierno es el PSDB , los históricos socialdemócratas de Fernando Henrique Cardoso apuntan a volver a un bipartidismo con el PT como fue desde 1994 hasta 2018 , a diferencia de los demás partidos el PSDB corre con una ventaja y es que ya tienen candidato a presidente para 2026 , Eduardo Leite el gobernador de Río Grande Do Sul se quedó con la presidencia del partido y anunció sus intenciones de pelear por la presidencia de la República y llevar a los socialdemócratas al Palacio del Planalto en el 2026 .
El presidente electo apuesta por entregarle entre 2 y 3 ministerios a cada partido que lo apoye legislativamente y le dé gobernabilidad , una estrategia que parece simple y que hasta ahora es más que efectiva , Lula atrajo a su gobierno a partidos históricamente ligados con la derecha y el anti PT como es el PSD . También está muy cerca de lograr el apoyo y la llegada al gobierno de Unión Brasil , un partido político que se ubica abiertamente en la derecha y donde por ejemplo milita el juez Sergio Moro , quien condenó a Lula en 2018.
El MDB que fue clave en la llegada de Lula al Planalto y parece ser el más beneficiado junto con los socialistas del PSB, ambos partidos obtendrían 4 ministerios cada uno. El PT debió ceder un ministerio que históricamente fue del Partido de los Trabajadores y es el de Desarrollo Social que se lo quedaría la ex candidata a presidenta por el MDB Simone Tebet.
La victoria de Bolsonaro en las elecciones parlamentarias que parecía complicarle el panorama al PT fue cierto, ese triunfo complicó al futuro gobierno, pero Lula parece haber resuelto el problema, aunque haya tenido que ceder varios de sus promesas de campaña y también varios ministerios , pero el líder el PT cumplió el objetivo y logró desarmar la “ola conservadora” que pintó Brasil en octubre pasado.
Lula llegará al poder nuevamente este 1 de enero del 2023, pero a diferencia de los otros dos mandatos, estará con una imagen más debilitada, con más años y también con un gobierno donde la mayoría de los integrantes no responde directamente al presidente. Rodeado de ex enemigos pero también de socios históricos el nuevo gobierno que encabezará Lula Da Silva es una incógnita tanto para los mercados como para todos los brasileños y también principalmente para el mismo Lula.